Me asaltarían dudas sobre si alguien me recordaría?, alguien se preocuparía por si me había sucedido algo? alguien sentiría algo por mí?...
Esa sensación de autocompasión desaparecía en poco tiempo, las máquinas de la Estación me acompañaban, la inteligencia artificial me daba conversación, la robótica avanzada y la realidad virtual me complacían mis instintos más básicos, los videojuegos me divertían...
Pero lo que descubrí es que en esa situación de aparente paz interior, en ese punto de la nada, el tiempo empieza a correr más rápido, la vida se desvanece como la cola de los cometas... al final, la muerte llega sin más y las máquinas siguen funcionando...
Las penas, las alegrías, los sufrimientos, los amores y desamores, las traiciones y las amistades,las artes, los viajes, la música, .... todo completa el puzzle que hace que seamos personas, y cuantas más piezas pongamos en el puzzle, más rica será nuestra vida, más color tendrá el cuadro al final, y mayor será la influencia que dejemos sobre aquellos de los que nos preguntabamos si se acordarían de nosotros, si sentirían algo por mí.
Yo nunca hice el viaje orbital, pero los que lo hicieron, me confirmaron que no mereció la pena. La Estación Espacial se llamaba Droga...