miércoles, 27 de febrero de 2008

Cielo Gris (Cap.3)

fotos de GasparS

CIELO GRIS (Capítulo 3)

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Pero eso ya no interesaba, para nosotros, el futuro era el presente. Ahora, como siempre, lo que importaba eran nuestros trabajos, nuestras casas, nuestras familias, nuestro día a día, qué pasaría la mañana siguiente... Una vida cotidiana con un horizonte cada vez más incierto. El replanteamiento forzoso a la nueva vida, no estaba exento de situaciones, cuanto menos, inauditas, como el nuevo servicio municipal de trasbordador a la nueva Isla de Cádiz, los diques de Almería, o el llamativo desalojo y cesión desinteresada por parte del Reino Unido a España, de Gibraltar, ahora reducido a un islote estéril. En algunos casos, se alcanzaron extremos de ridiculez como algunos intereses inmobiliarios oportunistas que llegaron a promover la construcción de apartamentos y zonas turísticas en el municipio de Gelves (Sevilla), cuando la crecida del mar llevó la playa a sus lindes.

Por entonces, yo tenía 15 años. Pienso que seguramente fue la ingenuidad de mi juventud, ahora desde la distancia de los años, la que me mantuvo emocionalmente al margen del desastre. El año siguiente se puso de moda ir a la “nueva costa” que se había formado apenas a 2 kilómetros de la ciudad, donde montaron chiringuitos y carpas de verano. Aquellas noches de calor abrasador se mezclan con los recuerdos de las risas con mis amigas, y sobre todo la explosión de un sentimiento completamente nuevo en mi interior que no olvidaría desde que conociera aquel mi primer amor.

Pero tal vez era tarde ya para la frivolidad. Conforme crecían los mares, quizás debido a las altas temperaturas y la evaporación de mayores cantidades de agua, el cielo se cubrió de una fina capa de nubes que ocultó el Sol, en forma de permanente neblina. La vida diaria se convirtió en una especie de lucha angustiosa sumida en una tristeza que lo impregnó todo. Los primeros fueron años de interminables, asfixiantes y grises días, cualquier actividad era un suplicio. Para paliar en la medida de lo posible la falta de alimentos, y otros suministros básicos, como la energía o el agua potable, las administraciones plantearon “planes de choque” y como decían los abuelos mayores, sólo quedaba “¡¡amarrarse el cinturón!!”.

Mi padre, bombero hasta que tuvo que dejarlo al diagnosticarle un problema pulmonar ocasionado por los incendios forestales que acabaron en aquellos años con casi todos los bosques de la región, encontró trabajo en una fábrica de paneles fotovoltaicos. La instalación de sistemas de suministro de energías alternativas en las antiguas parcelas agrícolas y los cultivos intensivos en invernaderos caseros fueron para mucha gente, la única salida para poder subsistir.

Creo que cuando la vida te pone pruebas, una tras otra, a cuál más difícil, posiblemente busque misteriosamente despertar ese afán de superación que todos llevamos dentro, más o menos aletargado. Está en la naturaleza humana el luchar por conseguir nuestros sueños y convertir en realidad las utopías.

Nuestra adolescencia no tuvo más remedio que dar paso a la madurez suficiente para tomar las riendas de nuestras vidas, quizás antes de lo previsto. En mi cabecita se encendió la bombilla, mientras ayudaba a mi madre en el cultivo del invernadero. Debía haber una forma de hacer crecer a las plantas en un clima tan extremo, sin apenas tierra, que pudiera mejorar su rendimiento.

Los presupuestos que la Administración dedicaba a la investigación en las Universidades, pese a la crisis global, fueron incrementados, al reconocerse que la humanidad necesitaba resolver los nuevos retos que se planteaban. Así que me especialicé, no sin dificultades, en bio-ingeniería hidropónica.

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viernes, 22 de febrero de 2008

Celestia



Hace tiempo que había oído hablar de este programa (CELESTIA), cuando encontré el Stellarium, pero no lo había probado hasta que leí sobre él en este blog sobre astronomía, Eureka (http://danielmarin.blogspot.com/) que por cierto recomiendo también recorerlo detenidamente.

El caso es que me he dado una vuelta por el Universo con este programa que me ha dejado maravillado. Con una base de datos inicial de 100.000 astros, permite en tiempo real visionar nuestro sistema solar, estrellas, galáxias, incluyendo los satélites y las sondas espaciales enviadas por el hombre. Aunque cuesta algo al principio hacerse con los controles, pues permite multitud de vistas, posiciones y movimientos, al menos está en español.

Y no acaba ahí la cosa, mediante los ADDONS (Añadidos), es posible ampliar el programa con nuevos objetos, como la red de satélites del sistema GPS, o incluso ficticios como las naves y planetas de La Guerra de las Galaxias.

Un magnífico planetario que desconozco el motivo por el que no se haya publicitado al nivel del archiconocido Google Earth. De verdad, todo padre/madre con hijos en edad escolar deberían poner esta herramienta educativa a su disposición. Existe incluso en la web de ampliaciones una "Zona educacional" con actividades, (hay una en español) para realizar un viaje educativo por el espacio.

Web oficial para descargarlo : http://www.shatters.net/celestia/
Sitio para ampliaciones (Add-Ons): http://www.celestiamotherlode.net/




Ejemplo1: Posición de los satélites que nos dan la señal de GPS

lunes, 18 de febrero de 2008

Cielo Gris (Cap.2)

Fotos de Luz del Sur

CIELO GRIS (Capítulo 2)

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Comenzó con una grave sequía y olas de calor sucesivas de más de 40 grados, que aunque en Andalucía, nuestra tierra, eran habituales, ya parecía extraño que llegado finales de octubre aún persistieran los fenómenos extremos por todo el país, por todo el planeta... En ése, un verano como otro cualquiera, entre las noticias que salpicaron los medios de comunicación sobre incendios por aquí, huracanes e inundaciones por allá, pasó desapercibida la explosión en el ártico de una plataforma petrolífera que estuvo dos semanas ardiendo y expulsando grandes columnas de gases sobre el Polo Norte... no lo sé, pero quizás fuere aquel suceso el catalizador que aceleró lo inevitable.

Al otoño el Mundo se volvió loco. Los hielos del casquete polar habían desaparecido por completo. Desde Groenlandia también llegaban informes sobre miles de hectáreas desnudas, sin nieve. Y aunque sólo los telediarios se obstinaran en mostrar estas noticias, como siempre, anecdóticas, antes de la previsión meteorológica, sabíamos que había comenzado el temido fenómeno del “Cambio Climático”.

El incesante calor continuó con unas mareas inesperadas en los océanos. Las comparaban con unas imágenes que se emitían en televisión sobre un tsunami que arroyó Indonesia cuatro años atrás. Mientras, atónitos, contemplamos olas similares avanzando por las costas de Huelva y Cádiz hacia el interior. En tan sólo cinco semanas el Parque Natural de Doñana y las Marismas del Bajo Guadalquivir desaparecían bajo un fino pero implacable nuevo mar. Los medios de comunicación iniciaron la siempre rentable sangría de números, frenéticas imágenes de impacto, derrumbamientos espectaculares, reportes sobre miles de refugiados, desastres ecológicos por contaminación de las aguas... la desesperación se hizo presa de la gente.



Dijeron que la altura de los mares creció de 7 a 8 metros en unos pocos meses antes de que se calmara la furia de la meteorología. La economía mundial se desplomó conforme quedaban inutilizados los más importantes enlaces portuarios, destruidas las refinerías petroleras del medio oriente se paralizó el suministro de combustible, ... con cifras incalculables en pérdidas en todos los países, esta vez el Primer Mundo se veía tanto o más afectado que el Tercero. Tantos años utilizando un abstracto concepto de “Globalización”, usado de forma interesada para dar cobertura a los abusos macroeconómicos, ahora, inesperadamente, éramos realmente conscientes de la globalidad del Clima.

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jueves, 14 de febrero de 2008

Cielo Gris



CIELO GRIS

Fue su mirada la que me trajo los recuerdos de aquellos días de niñez que pasábamos en el pueblo. Aquellos largos veranos que quedaron en mi memoria grabados por imágenes semiborrosas llenas de baños en el riachuelo, las ranas que cogía mi hermano y que tanto asco me daban, la feria a finales septiembre, los puntitos brillantes del cielo por la noche. Los consejos que nos daba nuestro padre sobre el bosque, las plantas, los animales, los pájaros, que escuchábamos embobados mi hermano y yo. En fin, esa nube de felicidad en la que viven los niños y niñas en sus primeros años de vida, que nuestro subconsciente nos guarda sabiamente en un imaginario baulito pequeño, de perfiles dorados dentro de nuestro corazón.

Recuerdos que creía ya lapidados entre tantas vivencias recorridas en estos 38 años, que parecieran haber transcurrido en un abrir y cerrar de ojos cuando me detuve, de repente y sin saber el motivo, al oír la voz de mi hija, Marina, que me llamaba insistentemente tirando de mi falda.

Con sus 4 añitos, jugaba en el invernadero, echando gotas de agua con la regadera de latón sobre la macetita de barro que le regalé por su cumpleaños. Aquella mirada inocente, rebosante de luz, con sus grandes ojos negros que buscaban los míos para anunciarme, sin duda, algo muy importante:

-Mira mamá, ¡ha salido una plantita!

Apenas un pequeño tallito de un centímetro con una hojilla verde en el extremo, era un sorprendente milagro para ella. Sin saberlo, mi hija conectó en mí, la realidad en la que vivíamos con las páginas de un pasado cuyo libro creía cerrado, y sin embargo, no hacía mucho que había existido. Sería la costumbre o el hábito, que ya ni le daba importancia. Un pasado en el que vivíamos deprisa, disfrutando y consumiendo unas riquezas que asumíamos como nuestras, cuando ciertamente sólo se trataba de un préstamo.

Me vino así a la memoria aquel verano del 2008 cuando empezó lo que algunos auguraban pero nadie esperaba entonces. Los científicos, en sus previsiones y estudios lo venían pronosticando, aunque a la mayoría, siempre interesó posponer las soluciones para más adelante, puesto que en teoría, aún faltaban 100 años o más. Aquél verano la Naturaleza, cual maquinaria que rige un plan supraperfecto a la vez que misterioso, sólo hizo su trabajo....

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